Hace unos días comentábamos en el blog una interesante infografía de Random House que revisaba el tema de quién lee libros electrónicos. En ella se recogían y clasificaban los grupos en los que más incidencia tiene el lector electrónico, ya sea por edad, por hábitos de lectura, por proximidad o afinidad con las tecnologías más actuales…
Sin perder de vista este estudio, hoy vamos a repasar un grupo de lectores (personas) para el que los lectores electrónicos son una gran ayuda, no me atrevo a calificarlos de imprescindibles, pero sí suponen un elemento que puede mejorar de manera importante la experiencia lectora.
En mi familia somos más de uno y más de dos lectores empedernidos y todavía recuerdo a mi abuelo leyendo el periódico con su lupa cuando la edad y la pérdida de visión le complicaron el poder seguir disfrutando de una de sus grandes aficiones. Teniendo esta imagen en la cabeza no puedo evitar pensar en lo feliz que se hubiese sentido si en ese momento hubiese podido disponer de un lector de tinta electrónica como los que tenemos ahora mismo en muchísimas casas.
También tengo que reconocer que mi abuelo era un señor «muy moderno» y siempre estaba dispuesto a probar cachivaches nuevos, así que un lector electrónico o una tablet le hubiesen proporcionado muchas horas de entretenimiento, seguro. Sin embargo, hay muchas personas mayores reacias a la utilización de este tipo de dispositivos, a pesar de que suponen una reducción de la tensión en los ojos y facilita la lectura, de forma que pueden leen el texto más rápido y con menos esfuerzo sin afectar la comprensión.
Bueno, más que reacias a probar cosas nuevas, podríamos decir que para muchas personas mayores (y no tan mayores) el libro «de verdad» es el libro en papel. Lo otro será lo que sea, pero no un libro… Y entonces es cuando comentan lo del tacto y el olor.
Para acabar de convencer a las personas mayores que no se deciden a dar el salto a los dispositivos electrónicos de lectura, podemos revisar el estudio realizado en la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz, Alemania, comparando la actividad cerebral y el movimiento ocular de dos grupos de diferentes edades que leían textos en papel, en lectores de tinta electrónica y en tablets: 36 personas con edades comprendidas entre los 21 y los 34 años y un segundo grupo de 21 personas de más de 60 años.
La metodología era sencilla: cada participante tuvo que leer nueve textos ordenados en función de su dificultad, desde textos de ficción a textos académicos, y cada texto se leía en papel, en un lector electrónico y en una tablet. Ninguno de los participantes tuvo dificultad para comprender los textos, pero sí se apreciaron diferencias en función de los dispositivos de lectura.
La actividad cerebral y el tiempo de lectura del grupo más joven no se vieron afectados por el dispositivo de lectura. Sin embargo, en el grupo de mayores de 60 años la lectura en papel supuso más tiempo y más esfuerzo y la lectura en tablet supuso mayor velocidad de lectura y menor esfuerzo.
El mayor contraste que poseen los dispositivos retroiluminados como las tablet facilita la lectura a las personas mayores y, aunque yo no soy partidaria de ellas para leer, durante el estudio no se pudo concluir que produjesen mayor cansancio ocular que otros dispositivos sin retroiluminación.
Aparte de las conclusiones a las que llega el estudio, hay otras características de los lectores electrónicos que, como simples usuarios, nos permiten apreciar lo útiles que pueden llegar a ser para para las personas de más edad:
- Son más ligeros que buena parte de los libros en papel.
- Ofrecen la posibilidad de elegir la tipografía y el tamaño de fuente que más se ajuste a nuestras necesidades en cada momento.
- Algunos lectores nos permiten invertir la pantalla (fondo negro y letras «blancas») de forma que mejora la lectura con luz artificial.
- La búsqueda en diccionarios resulta más cómoda que con el libro en papel.
Para cualquier persona el uso de dispositivos electrónicos de lectura puede ser simple cuestión de comodidad, para una persona mayor o con algún problema de visión, un lector puede llegar a suponer la diferencia entre poder disfrutar de la lectura o tener que renunciar a ella.
Más información – ¿Quién lee libros electrónicos?
Fuente – Electronic readers ‘better than books’ for older people
por desgracia, muchas de las personas mayores que probarian nuevos aparatitos no pueden por sus ridiculas pensiones. Por ejemplo en el casal de gente mayor de Nou Barris (Barcelona), son mucho mas curiosas que mucha gente joven… Pero con 400 o 500€ al mes poco puedes comprar…
Cierto, con ingresos tan reducidos no es posible acceder a estos dispositivos, sin embargo en las bibliotecas públicas (no sé si en todas, pero sí en muchas) hay lectores electrónicos en préstamo.
Y no sé en otros sitios, pero aquí muchas personas mayores visitan casi a diario la biblioteca pública.
Muchas Gracias por la información, Me he pillado con mucha gente mayor reacia a los lectores electrónicos con argumentos como los del tacto o el olor. Ciertamente esta noticia es un golpe a dichos argumentos, tomaré esta info en consideración la próxima vez que surja la famosa discusión.
Otro punto interesante es que si alguien analizara la huella de carbono de estos dispositivos, quizás después de 10 o 20 libros leídos, terminaran siendo incluso más ecológicos. Nunca he leído algo al respecto pero creo que a largo plazo si es así. Saludos y gracias nuevamente.
En la biblioteca donde trabajo póseemos 30 Tagus que están contínuamente prestados. En un principio eran solicitados por usuarios jóvenes entre 25 y 35 años, pero paulatinamente se está extendiendo su uso hacia personas mayores, que nos piden que les expliquemos su uso, bien por curiosidad (no quieren quedarse desfasados) bien atraídos por la posibilidad de cambiar el tamaño de la letra (es lo que más les interesa). Por mi experiencia creo que lo que más les cuesta es hacerse con la pantalla táctil, ya que carecen de la sensibilidad en los dedos que personas más jóvenes hemos desarrollado a base de usar objetos como teléfonos móviles.
Sin embargo, cuando sugieres a un usuario entre 15 y 25 años, que use un libro electrónico (bien, ofreciéndole el lector, o bien proponiéndo su descarga en pdf desde una web) se muestran bastante reacios, prefiriendo el formato papel al digital.
Muchas gracias por los datos que nos facilitas, que además son de primera mano.
¿Cuál es el tiempo máximo de préstamos de cada lector? ¿El mismo que el de los libros en papel? (Es por hacernos una idea de la rotación que puede tener).
Muy interesante. A la madre (ya mayor) de una conocida le regalaron un lectr electrónico y está muy contenta: lo de poder elegir el tamaño de letra es fundamental para ella.
Otra cosa es lo que comentabais sobre las pensiones, para muchos jubilados por desgracia está fuera de u alcance porque pagar 100€ es un porcentaje elevado de su pensión.