Y no diría que solamente más tiempo, sino que seguro que ese tiempo cunde más para la propia vida de la persona que se pasa sus horas leyendo todos esos libros. También habría que tener en cuenta que se lee para que ese tiempo cunda más, pero todavía así, la lectura es muy gratificante a todos los niveles, tal como clama Tyrionn Lannister en una de sus veneradas citas: «La mente necesita libros como la espada necesita una piedra de afilar si quiere mantener su agudeza. Por eso leo tanto, Jon Nieve«.
Ahora tenemos un estudio que nos hace saber que leer libros más de tres horas a la semana consigue que vivamos más. Los que leen libros usualmente tienen un 17 por ciento menos a morir que aquellos que no leen libros, mientras aquellos que pasan más tiempo con la lectura como hobby, incluso obtienen más tiempo de vida. Los lectores de libros normalmente tienen un tiempo de vida de dos años más que aquellos que no suelen leer apenas.
Esta información proviene de un estudio de 12 años en Yale. Los investigadores examinaron datos de 3.635 individuos que fueron envueltos durante bastantes años en un estudio nacional de la salud para personas que han pasado la edad de 50 años.
Basado en sus contestaciones a la pregunta: «¿Cuántas horas usaste semanalmente en la lectura de libros?«, los que respondieron se dividieron en tres grupos. Esos tres grupos fueron aquellos que no leían libros, otros que leían menos de tres horas y media a la semana, y aquellos que leían más de 3 horas y media semanalmente.
Becca Levy, profesora de epidemiología y psicología en Yale, tiene estas palabras:
Individuos de mayor edad, independientemente del género, estado de salud, situación económica o educación, mostraron la ventaja que es a la larga la lectura de libros. Más preguntas han de ser contestadas. Sabemos que la lectura de libros envuelve dos procesos cognitivos que podía conferir una ventaja para la supervivencia: la inmersión profunda y lenta necesitada para conectar con el contenido, y el fomento de la empatía, percepción social e inteligencia emocional.
Habría que preguntarse también por qué los niños prefieren leer libros impresos a los digitales.