En un año en el que estamos viendo los signos de desánimo por parte de los usuarios que siguen quedándose con ereaders de hace varios años para acceder a libros electrónicos, no significa que esta industria vaya a ir perdiendo interés, sino más bien al revés, ya que la confluencia de distintos formatos y productos la darán mayor relevancia en el tiempo.
Ya hemos comentando en varias ocasiones que han sido muchos los que han tenido que actualizarse a los tiempos que tocan para proponer otro tipo de servicios, tal como sucede con esas librerías que se han convertido en centros de cultura. Y es que, si estamos atentos a nuevos reportes, la industria global de la publicación debería generar cerca de los 358.000 millones de dólares para 2020.
El mayor volumen de esos ingresos debería de derivar de la digitalización de los libros para consumo. Las tecnologías de los e-books incrementarán las ventas de los mismos, mientras los e-readers, tablets y apps se encargarán de propulsar las ventas en mercados importantes como son el japonés, el estadounidense y el británico.
Ahora mismo, el gran empuje en las ventas de libros está ocurriendo desde lo online. En 2015, los ingresos generados por el e-commerce fue de 1,8 billones, una cifra que debería llegar a los 4,6 billones para 2020.
El año pasado, el 55 por ciento de las personas que adquirieron un libro impreso lo hicieron desde compañías como eBay, Amazon, Walmart y Alibaba. La principal razón por las que se deciden por esas vías de compra es por la facilidad de pago, envío rápido y unas directrices de cambio de producto sencillas y, simplemente, geniales.
La única pega actual son las bajas ventas de libros electrónicos, pero tiene que ver con la falta de una renovación en la tecnología existente en los ereaders que no anima a adquirir unos nuevos.