Uno de los mayores culpables de la revolución de los e-readers, como es E-Ink, ha comenzado a diversificarse en otro tipo de segmentos del mercado en los pasados años. Una de esas nuevas vías tomadas es la señalización digital que fue valorada en 16.880 millones de dólares en 2015 y que esperaba llegar a los 27.340 millones de dólares para 2022.
E-Ink también ha estado enfocándose en otro tipo de segmentos como son los acuerdos con superficies comerciales como Whole Foods, uno que cuenta con un crecimiento año tras año del 100% para los tres últimos y que sigue este camino sin encontrar ningún escollo.
E-Ink publicó sus figuras para el segundo trimestre de 2016 con unos beneficios en operaciones de 5.437.895 dólares y es la primera vez que ha conseguido recoger frutos desde hace ya un tiempo. En el primer trimestre del año publicó unas pérdidas de 8,4 millones de dólares.
El 35% de sus ingresos provienen desde los e-tags usados en luggage, la señalización digital y los paneles LCD. Es en las paradas de los autobuses donde, gracias a un acuerdo con una compañía europea llamada Visionect, han sido capaces de proporcionar sus paneles. Sus paneles en estas ubicaciones son todo un acierto con información dinámica que es actualizada a través de conexión 3G.
Otro de sus aciertos es el nuevo Advanced Color ePaper (ACeP) que no se introducirá en los ereaders hasta 2018. Un panel de alta calidad y a todo color que puede producir toda la gama de colores en cada pixel para llegar a mostrar más de 32.000 colores distintos a una resolución de 1600 x 2500 con 150 ppi.
El hándicap de esta tecnología es que es incompatible con Regal, el controlador EPD que consigue que los e-readers sean capaces de cambiar de página de forma rápida. Así que nos quedaremos durante unos años sin nueva tecnología que pueda convertirse en la principal excusa para cambiar de e-reader.